“La coerción psiquiátrica se deriva de la desigualdad histórica entre el psiquiatra y la persona designada como “paciente”, a pesar de que ella puede no haber elegido ese papel, y puede no verse a sí misma como que necesita atención psiquiátrica. El psiquiatra tiene el poder de definir a un individuo como “enfermo mental”, y luego confinar y tratar a la persona según esa denominación. El movimiento de usuarios/sobrevivientes surgió del deseo de escapar del papel de "paciente" de quienes han sido obligados por la psiquiatría, y de redefinir sus experiencias de manera que tengan un sentido personal”.
(Judi Chamberlin, 2007, ponencia titulada “Whose voice? Whose choice? Whose power?”)
Judi Chamberlin (1944-2010) es una de las activistas más reconocidas en el Movimiento Loco. Inspirada en otras movilizaciones sociales por los derechos civiles, que estaban ocurriendo en Estados Unidos y Canadá en la década de los 60’s-70’s, Chamberlin y otrxs sobrevivientes de la psiquiatría inauguraron las protestas por el Orgullo Loco. Chamberlin nació en Manhattan y creció en la ciudad de Brooklyn, en el seno de una familia judía de clase media baja (en UMassAmherst). A los 21 años, cuando estaba recién casada, tuvo un aborto espontáneo que le llevó a consultar a un especialista por una posible depresión. Tras analizar su estado emocional, el médico le recomendó ingresar en un hospital. “Y pensé: ‘Oh, un hospital es un lugar en el que vas a recibir ayuda’. Yo había estado en hospitales por cirugías y cosas así, y nunca había pensado que tuvieran algo que ver con derechos y libertades fundamentales. Así que dije ‘Ok, lo intentaré’ (en Shapiro, 2010). Durante los siguientes siete meses, ingresó de manera voluntaria en distintos hospitales de la ciudad de Nueva York, hasta que finalmente fue trasladada en contra de su voluntad al Hospital Estatal de Rockland. “Muy pronto descubrí que una vez que firmas en papeles que estás yendo de forma voluntaria, no puedes irte cuando quieres irte, lo que fue absolutamente impactante para mi” (en Shapiro, 2010). Al salir del ingreso, Chamberlin se mudó a Canadá y comenzó a formar redes activistas con otrxs sobrevivientes de la psiquiatría, que ya se estaban auto-gestionando en los márgenes del sistema psiquiátrico. En 1971, regresó a Estados Unidos, donde se reunió con más activistas que iniciaron el Proyecto de Liberación de Pacientes Mentales (Mental Patients Liberation Project - MPLP). Años después, este proyecto derivó en la Resistencia de Pacientes Mentales (el Mental Patients Resistance). En 1978 Judi Chamberlin publicó el libro “On Our Own: Patient-Controlled Alternatives to the Mental Health System” (Por nuestra cuenta: Alternativas controladas por el paciente del sistema de salud mental). Este se volvió un texto fundamental, casi un manifiesto, para el activismo loco y el movimiento de usuarios, ex-usuarios y sobrevivientes de la psiquiatría. En el contexto de las movilizaciones por la liberación de la mujer, que tenían lugar durante los mismos años en Estados Unidos, Judi Chamberlin no solo luchó por los derechos de las mujeres diagnosticadas, sino que cuestionó profundamente el lenguaje psiquiátrico utilizado de manera dominante al hablar sobre la locura. Para ella, cualquier experiencia psíquica era mucho más compleja que un “problema médico”, y argumentó que es la sociedad quien contribuye tanto a generar los malestares como a patologizarlos y medicalizarlos (en s.e.smith). En los siguientes años, Judi mantuvo una relación tensa hacia profesionales y académicas feministas que han sido tradicionalmente reconocidas como las voces autorizadas para hablar sobre la locura en las mujeres. Para Judi, reconocer más a las teóricas expertas en psicología y psiquiatría, que a las mujeres expertas por experiencia, era una contradicción con los propios valores de feminismo. Ejemplo de ello fue el debate que mantuvo con Phyllis Chesler, publicado en 1994 en la revista Feminism & Psychology (que desarrollaremos en otra entrada). Judi falleció a los 65 años por una enfermedad de pulmón, registrando en su blog personal sus experiencias y luchas por el derecho a morir en su propia casa. Cerramos con fragmentos de una transcripción tomada del sitio web de la Coalición Nacional por la Recuperación en Salud Mental con sede Estados Unidos (National Coalition for Mental Health Recovery); a su vez tomada del vídeo “Judi Chamberlin: Her Life, Our Movement”.
[Voz en off (Leah)]: Judi desafió su pronóstico y continuó ayudando a formar lo que se conoce como el Movimiento de usuarios, sobrevivientes y ex pacientes de la psiquiatría. Fue una época embriagada de los derechos civiles, la concienciación, la liberación de las mujeres y la liberación gay. Judi obtuvo coraje e inspiración de estos movimientos populares. Para 1971, ella estaba trabajando con el Proyecto de Liberación del Paciente Mental en Nueva York. Y el resto, como dicen, es historia. [Judi]: La gente todavía está siendo castigada por sentir dolor, por sentir su dolor y por tratar de expresar su dolor; y es por eso que existe una necesidad tan grande de instalaciones alternativas para crisis que necesitamos desarrollar. Porque sí, es difícil estar cerca de alguien que no está durmiendo, o que está llorando todo el tiempo, o gritando o desgarrándose la carne, o lo que sea. Lo importante es tratar de conectar a las personas con que eso es real y eso es lo que sienten. [Judi]: Y al igual que los trabajadores agrícolas y las personas negras del sur segregado, las personas etiquetadas con discapacidades mentales son en gran medida invisibles para el mundo en general. Será así en la medida en que piensen en nosotros como un problema sobre el que alguien tiene que hacer algo, en lugar de como seres humanos, como individuos, como merecedores cada uno de nosotros de la dignidad humana. [Judi en la World Psychiatric Association, Dresde, Alemania, 2007]: El movimiento de supervivientes y usuarios tiene ciertos principios básicos y estos son generales. Varían de una organización a otra en todo el mundo, pero básicamente coinciden en ciertas cuestiones. Y la principal es que hablamos por nosotros mismos; que otras personas pueden decir que hablan por nosotros, pero nadie puede hablar en nuestra voz. Nuestra propia voz es nuestra propia voz, auténtica, la voz de las personas que han sido etiquetadas, eso. La libertad y la autodeterminación son derechos humanos básicos que no deben ser erosionados o eliminados debido a un diagnóstico médico. [Judi]: Y ahora estamos viviendo en un momento de cambio histórico en el que las personas con “enfermedades mentales”, como otros grupos que históricamente han estado sin poder, nos encontramos en el proceso de reclamar nuestro derecho a la autodeterminación. [Voz en off (Leah)]: Durante el resto de su vida, Judi trabajó incansablemente con otros usuarios y sobrevivientes de la psiquiatría para lograr derechos humanos, autodeterminación y alternativas no coercitivas. También construyó muchos puentes con el movimiento por los derechos de las personas con discapacidad. Su legado vive hoy en un movimiento internacional de personas que trabajan para realizar la valiente visión que ella y otros pioneros pusieron en marcha hace casi 40 años.